Cuando un cliente levanta un reclamo de garantía, o cuando un inspector de obra detecta un error en una unidad, muchas veces se coordina la atención de forma puntual, pero ¿qué consideraciones tuvo el inspector al analizar el problema?, ¿es este inspector un personal idóneo?, ¿se aplicó algún criterio para saber si ese problema puede ser parte de una tendencia en todo el proyecto?
Hay problemas que se repiten una y otra vez en los proyectos, pero no siempre se tienen las prácticas para detectar las tendencias y atacarlas, lo que se traduce luego en retrasos de entrega de viviendas y costos adicionales para la empresa.
Un caso más común de lo que debería ser
Quizás has vivido un caso similar a este… Durante un proceso de pre-inspección el inspector de la obra detecta un problema de goteras en una vivienda, y reporta el daño al contratista. El contratista coordina su visita de reparación y se determina que el problema fue causa de una mala instalación del techo.
Al cabo de una semana se descubre que el mismo problema es detectado en otra vivienda, y en ese momento el inspector reporta nuevamente el incidente, coordinando con el contratista para otra reparación. Pero no termina allí, ya que a las dos semanas luego de reparado, por tercera vez se detecta el problema en otra unidad. Para esta ocasión, desafortunadamente el contratista no logra asistir a repararlo pues se ha comprometido con otros trabajos y se deberá esperar 8 días en poder atender el caso. Esto significa que la programación de entregas se empieza a ver afectada y posiblemente empezamos a tener clientes molestos.
Escenarios como este son muy frecuentes, en donde la falta de procesos y criterios nos lleva no solo a enfrentar un problema, sino que incluso luego de descubierto el error tampoco se implementa una práctica de revisión con miras a atacar los problemas de una manera más eficiente.
Para evitar sorpresas constantemente, hay cierto tipo de daños en los que es importante hacer inspecciones por parte de un personal idóneo, y orientadas a la búsqueda de tendencias, ya que de encontrarlas se podrá hacer un plan de acción general y solucionar más prontamente la situación.
La importancia de controlar lo controlable
Desafortunadamente no tenemos forma de detener el tiempo para terminar una obra en la fecha prometida, ni tampoco podemos impedir una lluvia que nos obliga a posponer la reparación de un techo. Sin embargo, hay muchas otras cosas que si están a nuestro alcance y que debemos manejar a nuestro favor.
- ¿Tiene nuestro personal un conocimiento profundo de cuáles son los criterios a aplicar en las inspecciones?
- ¿Contamos con registros o herramientas que nos permitan saber cuáles han sido las tendencias y problemas más frecuentes en nuestros proyectos?
- ¿Hay algo que podamos hacer para analizar métricas de nuestro negocio?
- ¿Tenemos algún tipo de evaluación sobre los contratistas con quienes trabajamos?
Si resolvemos estas preguntas seguramente conseguiremos tener un mayor control de los proyectos, y llegar las fechas proyectadas sin pasarnos en tiempo a causa de esos posibles problemas repetitivos.
Conclusión
La definición de procesos que ayuden a minimizar errores, ahorrar tiempo, identificar fallas y cumplir con cronogramas deben ser claves en la planeación del inspector de obras.
Sin duda todas estas cosas pueden estar bajo nuestro control por lo que debemos buscar qué soluciones existen al rededor de ellas, y qué debemos hacer para implementarlas.